FILOSOFÍA BÁSICA PARA VIDEOJUEGOS. INICIO

¿Tiene cabida ponerse a filosofar en videojuegos? por desgracia es menos común de lo que debería. El mundo del entretenimiento electrónico esconde en su interior una de las herramientas más poderosas que existen: la comunicación.

Hay un emisor, un receptor y una serie de mensajes, desde simples indicaciones literales a emociones. La habilidad de comunicar exactamente lo que se quiere no es fácil, requiere atención, reflexión y cuidado a la hora pensar en el mensaje y el medio que usaremos para transmitirlo.

Salta, corre, comienza por aquí, ten cuidado con esto, resuelve esto otro, ahora ten miedo, ahora ríe, compra esto...

"Quería que el jugador sintiera esto, pero no lo ha entendido". Es frecuente acabar confundido.  Imaginemos que tienes la intención de exhibir tu personalidad, algo por lo general valorado positivamente, pero lo confundes con subjetividad, ocurre que has creado un mensaje que sólo tú eres capaz de apreciar.

Las reflexiones sobre cómo hacerlo adecuadamente nos plantean una serie de contradicciones, al menos en apariencia: "si pongo mucho de mi parte el juego tiene personalidad pero nadie lo entiende", "si hago algo original gustaría mucho pero si no sigo una tendencia nadie me presta atención..."

Para poder saber que decisiones tomar, comenzaremos a reflexionar sobre estos 4 conceptos. Cada uno de ellos distinto, todos relacionados entre si, opuestos en ocasiones pero claves para conectar con los jugadores. Saber cual debe prevalecer según el caso es una incognita cambiante que sólo resolveremos aplicando con mucha atención nuestra capacidad de deducción.